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El Hara

Centro Vital del Ser

El Hara, términao japonés, designa el centro del ser, un estado de equilibrio y serenidad. Se refiere no solo al abdomen, sino también a la concicencia profunada que reside en él. Esta zona, comprendida entre la boca del estómago, las últimas costillas, el hueso púbico y la cresta ilíaca, representa un punto clave de estabilidad física y emocional. Reconocer y concectar con el Hara permite mantener una actitud relajada, optimista, conciente y creativa.


Desde una perspectiva biologica guarda la memoria celular del cordón umbilical, el registro de un estado de un estado de plenitud en el que el alimento, el abrigo  el bienestar estaban garantizados por la matriz materna. Al acceder conscientemente a esta zona mediante la respiración, el tacto y el moviemiento, es posible recuperar una sensación de seguridad interna que fortalece la confianza y el equilibrio.

 

El Hara en las Tradiciones Orientales

Diversas culturas han identificado este centro de energía a lo largo de la historia. En la tradición china, se le conoce como Tan-tien, el "Mar de Chi" o "Centro de Conciencia", localizando cuatro dedos por debajo del ombligo, hacia el interior del cuerpo. En la filosofía hindú, se asocia al Segundo Chakra (Savadhisthana o Kanda), considerado un vórtice energético vinculado al placer, la creatividad y la alegría.

Mientras que en Oriente se ha cultivado la importancia de este centro por milenios, en Occidente la tendencia ha sido el desarrollo de la mente racional. Este énfasis ha llevado a perder contacto con la sabiduría intuitiva del cuerpo, desplazando el centro de gravedd hacia la cabeza y alejándonos del equilibrio natural.

 

Consecuencias de la Desconexión con el Hara

El filósofo alemnán Karlfried Graf Durckheim, estudioso de la cultura oriental, señala que la postura física refleja el estado interior. Una persona que unde el vientre y proyecta el pecho hacia afuera suele adoptar una actitud de sobrecompensación ante la vida, generando tensión y desconexión con su sentir más profundo. Para restaurar el equilibrio

 

señala que la postura física refleja el estado interior. Una persona que hunde el vientre y proyecta el pecho hacia afuera suele adoptar una actitud de sobrecompensación ante la vida, generando tensión y desconexión con su sentir más profundo. Para restaurar el equilibrio, recomienda bajar el peso corporal, conectar el perineo con la tierra y recuperar la conciencia del abdomen.

Cuando el centro de gravedad se desplaza hacia la mente en lugar de permanecer en el Hara, las consecuencias pueden manifestarse en exceso de trabajo mental, diálogo interno incesante, búsqueda constante de aprobación externa y síntomas físicos como mareos o vértigo. Durckheim lo describe como una oscilación entre una tensión extrema y una sensación de disolución del propio ser.

El Hara y las Prácticas Energéticas

Las disciplinas orientales han desarrollado técnicas para fortalecer este centro y reconectar con la energía vital. En la tradición taoísta, el bajo vientre se entrena como un "segundo cerebro", conocido también como campo medicinal o campo del elixir, ya que su activación genera oleadas de energía regeneradora.

Prácticas como el Tai-Chi, Chi-Kung, Aikido y Yoga cultivan el Hara mediante movimientos lentos y conscientes. La postura básica implica:

  • Conectar los pies y el perineo con la tierra.
  • Mantener las rodillas flexionadas y la columna vertebral alineada.
  • Relajar los hombros y permitir que la cabeza se sostenga como colgada de un hilo desde el cielo.
  • Enfocar la respiración en el bajo vientre, iniciando movimientos armónicos y circulares.

Este entrenamiento cotidiano facilita el acceso al Hara, promoviendo la estabilidad y la resolución centrada de los conflictos internos y externos.

El Regreso al Centro

El Hara no es solo una idea filosófica; es una herramienta tangible para recuperar el equilibrio interno. Quien aprende a respirar desde el abdomen, como lo hacen los bebés naturalmente, encuentra una fuente de paz y fortaleza. En tiempos de ansiedad o inquietud, un gesto sencillo como llevar la conciencia hacia la zona del ombligo y respirar con profundidad puede transformar el estado interno sin necesidad de recurrir a soluciones externas.

En una era donde el racionalismo ha alcanzado su límite y las estructuras tradicionales han perdido su influencia en la auto-transformación, la búsqueda de autenticidad lleva a muchas personas a reencontrarse con el Shen-Ki, la energía del poder espiritual. El camino hacia el centro no es solo una práctica física, sino un retorno al origen esencial del ser.