
Se suele decir que la practica del Zen es difícil, pero hay una gran equivocación en lo que respecta al porque. No es difícil por el mero hecho de que resulte arduo sentarse en la posición de piernas cruzadas o alcanzar la iluminación. Es difícil porque lo arduo está en mantener nuestra mente y nuestra practica puras en su sentido fundamental.
El desarrollo de la escuela Zen tomo muchas formas después de establecida en China, y al mismo tiempo fue tornándose impura. Sin embargo, no es del Zen chino ni de la historia del Zen de lo que quiero hablar. Lo que me interesa es ayudar a impedir que la practica del lector se vuelva impura.
En el Japón tenemos el término 'shoshin' que significa 'mente de principiante'. El propósito de la practica es mantener siempre pura la mente de ese principiante. Supongamos que se recita el Sutra Prajna Paramita solo una vez. Quizás ese recitado resulte de provecho. Pero, que sucedería si se recitara dos, tres, cuatro o mas veces? Tal vez se podría perder la actitud original hacia esa oración. Lo mismo ha de ocurrir con las otras practicas del Zen. Se mantendrá la mente de principiante durante cierto tiempo, pero si se continúa con esa practica durante dos, tres o más años, aunque quizás se mejore un poco, esta uno propenso a perder el significado infinito de la mente original.
Para los estudiantes de Zen lo mas importante es evitar el dualismo. La mente original lo incluye todo en si misma. Es siempre rica y suficiente por si misma. Esto no significa tener la mente cerrada sino, en realidad, mantenerla vacía, pronta. Cuando la mente está vacía, se encuentra siempre dispuesta para cualquier cosa, abierta a todo. A la mente del principiante se le presentan muchas posibilidades; a la del experto, pocas.
Cuando uno discrimina demasiado, se limita. Cuando se es demasiado exigente o demasiado ambicioso, la mente no es ni rica ni autosuficiente. Cuando la mente original deja de ser autosuficiente, se pierden todos los preceptos. Cuando la mente se torna exigente, cuando se anhela algo, se terminan por contravenir los propios preceptos. En cambio, cuando se mantiene la mente original, los preceptos se mantienen por si mismos.
En la mente del principiante no surge el pensamiento ‘he alcanzado algo’. Todos los pensamientos basados en el propio yo tienden a limitar la vasta mente. Cuando no se abriga ningún pensamiento de logro, ningún pensamiento del propio yo, es cuando uno llega a ser un verdadero principiante. Entonces es cuando se puede aprender algo realmente. La mente de principiante es compasiva, y cuando la mente es compasiva, es infinita.
Dogen-zenji, el fundador de nuestra escuela, recalcaba siempre la importancia de recobrar la mente original infinita. Con ella somos siempre sinceros para con nosotros mismos, resonamos simpáticamente con todos los seres y, verdaderamente podemos practicar.
En resumen, lo mas difícil de todo es mantener siempre la mente de principiante. Para ello no es necesario lograr primero una profunda comprensión del Zen, por mucho que se lea sobre el tema del Zen, la lectura de cada oración o frase debe hacerse con la mente fresca y abierta. No se ha de decir nunca ‘se lo que es el Zen’ o ‘he logrado la iluminación’ Este es también el verdadero secreto en lo tocante a las artes. Hay que ser siempre principiante. Hay que tener mucho, mucho cuidado en este asunto. Si se comienza a practicar el zazen, se tiene que empezar a aprecia la mente de principiante. Este es el secreto de la practica del Zen.